jueves, 23 de octubre de 2008



Lo que cae es la piel, el mediodía

Lo que cae es la piel, el mediodía.
Si pudiera besar tu cuerpo amado
el humo gris de la melancolía,
toda viento, lo habría trastocado.

Toda lluvia y canción, impenitente,
cayendo sobre el mundo y su agonía.
Fértil y laboral del verbo urgente
me encontré con tu noche y la hice mía.

La hechicé con alcoholes misteriosos,
la rocé con el filo del cuchillo;
ella aún se abre con ritmo voluptuoso

y alguna lentejuela se le pierde...
Lo que cae es la piel, su leve brillo,
no el verso hecho con piel de siempreverde.

2 comentarios:

Jorge C. Peribañez dijo...

Hermoso soneto!
"Lo que cae es la piel..."; el amor, el deseo y las palabras perviven en el verso.

Gracias por tu dedicación y tu insistencia cotidiana que nos devuelve la magia del amor. Un abrazo.

Jorge.

Paula Malugani dijo...

Garcias Jorge por tu lectura cotidiana, por 'dejarte la piel' para el amor, para el deseo; y por ayudarme a construir esta emplumada magia del amor. Te beso!

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