Porque naciste en la aurora
Porque naciste en la aurora,
porque temblaste en el agua
del sonido
de los pájaros,
porque todo lucero
ignoraba tu rastro
fugitivo.
Ay del recuerdo
de lo no acontecido,
bebiendo del dolor
y de los siglos
en cántaros oscuros
donde el vicio
va marchitando las flores
carmesíes.
Hay un resplandor dorado
que quiebra la sombra,
una voz
una vez...
Una palabra cae
y se funde
tú te confundes al borde
de la memoria más sola
vencido.
Ay del recuerdo
íntimo
desconocido,
en la ladera del miedo,
hermoso
como un cisne,
el cielo mudo,
los pies descalzos
plateados por los sueños.
Porque volver fue imposible
en los perfumes perdidos,
en los silencios venidos
de la noche.
Las horas que se rompen
de tanta madrugada
cayendo desde lejos,
son páginas de insomnio,
ausencia del olvido
todavía.
Y un vuelo de luciérnagas
tenaces,
te envuelve
levemente
en la neblina.