martes, 28 de abril de 2009




Querido:

Lo reconozco
yo también
amé la soledad,
jugar a la escondida.

Ayer volví a bailar
el tango en tu mirada,
y tu
me sonreías
abriendo el porvenir.
Después
te hacías el distraído,
sin recoger la siembra
me dejabas partir.

Ay!
tus ojos de inmortal,
vana cadencia.
Saber que casi
me deseabas
y sin embargo no,
la pura espuma,
nada.

Quiero decirte,
que lo eterno no va a la muerte
pero tampoco al sexo,
a la vida
de este amor
que nos reclama.

Ayer
tus ojos
mariposas abiertas a mi flor
sobrevolaron libres
los pliegues del recuerdo
y su perfume
libándome la piel.

Ay! amable caballero
con manos trasnochadas,
con labios expansivos
como alas;
si yo te quería amante
¿por qué eludí pedirte
que seas mi hombre
ahí,
y que me inventes
otra vez
el alma?

Así,
sin hacer ruido,
mientras yo pensaba;
casi te vas así
sin decir
ni una palabra
¿te das cuenta?
Casi me matas de silencio,
de aridez,
de caricias
que antes de nacer
ya estaban enterradas.

Una de mí
que no se resignaba
preguntó antes de partir:
de Evita Montonera
qué pensabas?
y tú,
hábil en no responder,
me tiraste contundente
directamente
a la cara
el tercer tomo de Levene
-obras ilustradas-
duro
pero sin alas.

Y otra vez el silencio
la empalagosa calma
diciéndole que no,
a mi gacela gualda.
Cuando
ansiaba tus manos
templando mis riberas
te declarabas manco
(en silencio, se entiende)
sin ojos,
ni mirada.

Piedra libre!!!
te vi.
Ayer volví a bailar
el tango
para ti,
y tu me sonreías
me dejabas partir
sin compromiso
cerrando el juego
¿quiere decir
el porvenir?

Me duele,
amor,
y te lo digo
hoy mi mujer esta triste,
muy triste,
a punto de escribir
las huellas de este amor
que no se apaga.
Y aún
insiste como extraviada
desea en tu sexo
los girasoles
de Van Gogh
y no te dice nada.

martes, 21 de abril de 2009


En labios del deseo

Nos sorprendió
la madrugada blanca
y el último lucero.

La flor de la pasión
resplandecía
en labios del deseo.

Ahí...
siempre
remontamos vuelo.

Después,
toda la piel titila
cuando inundan mi alma
las lluvias
de tu cielo.

viernes, 17 de abril de 2009

Fantasma, dueño mío

Algo cae
del silencio
al nombre que te nombra.

Fugaces amapolas
nacían de las piedras
para morir
brillando en tu mirada.

Bebiste sigiloso
del agua
del olvido
tu murmullo escarlata
se diluía en el miedo.

Detrás del no
último rechazo
duerme iluminado
petrificado por la belleza de su sombra.

Convertido en nostalgia
Anclado en el vértice
de una disonancia cualquiera
circula sin paz
en torno a mi ausencia.

miércoles, 15 de abril de 2009



Silencios de amor

Sé que hay palabras
que rompen los hechizos
y sin embargo
insisten...

Silencios de amor,
pájaros fugaces ,
violencia de esta tarde
opacidad
y ciclamen que persiste.

Bailabas a la luz
de los almendros,
amabas hasta el filo
mis esquinas,
caías otra vez a mis orillas
del lado del olvido.

Sé que hay palabras
que rompen los hechizos
y sin embargo
insisto:
ausente
me encendías.

jueves, 9 de abril de 2009


El silencio de los asesinos

Es viscoso el silencio de los asesinos.
Es ciego a la belleza y sus liturgias,
se le quebraron las alas
pero vuela…

Es un cuervo bizco
comiendo los ojos de su padre.
Un vacío infecundo
macerado en las tinieblas de la envidia,
una bofetada
en la intemperie de los sin piel.

Es un silencio rictus
de ala lúgubre,
picoteando la urdimbre
de un cálculo aciago.

sábado, 4 de abril de 2009


Tarde sola

A Ana Becciú

¿A dónde baten
sus tibias plumas
los pájaros de tu ausencia?

No brilla nada.
(salvo la sola)
La salvo y canta.
Sola en la tarde,
sombra en la risa…
tinta en el alma.