¡Ay si salvarse fuera posible!
Creedme, yo hubiera encontrado esa cerradura
enmohecida o inconclusa
contra el fin de los días.
¿Imagináis ese cónclave de sueños
de haberlos podido despertar?
Pero no, estamos condenados
a secarnos como gotas de tiempo
que tiemblan bajo la bóveda acuosa del rocío.
Está permitido,
mientras resuene la música de la sangre,
traducirla en huella perdurable,
más allá de mi voz y tu ceguera.
Creedme, yo hubiera encontrado esa cerradura
enmohecida o inconclusa
contra el fin de los días.
¿Imagináis ese cónclave de sueños
de haberlos podido despertar?
Pero no, estamos condenados
a secarnos como gotas de tiempo
que tiemblan bajo la bóveda acuosa del rocío.
Está permitido,
mientras resuene la música de la sangre,
traducirla en huella perdurable,
más allá de mi voz y tu ceguera.