viernes, 23 de octubre de 2009


Sobre el alumbramiento de ‘Universos Diversos’

Llegué a Plaza España con la sensación de llevar una plaga de luciérnagas en el centro mismo del deseo, un temblor general en la alegría.
Crucé el umbral y al entrar en la sede del Grupo Cero fue como haber caído en una sala del paraíso; una elegancia, una exquisitez hasta en los más mínimos detalles. Incluso las paredes vestían de gala con una exposición de pinturas (¿o debería decir explosión poética?) donde el color ejercía su influencia con estrellas.
Fui saludando, conociendo, reconociendo a los poetas desde el recuerdo de los dibujos impresos en el libro, hasta el semblante que resplandece y hoy se balancea en mi memoria.
Contamos además con la presencia del director del Grupo Cero, el gran poeta D. Miguel O. Menassa, cuya compañía sumaba un sol a la noche.
Casi sin darme cuenta, había llegado la hora y empezó la presentación del libro.
Hubo versos que se escurrieron hacia el olvido, y otros que impactaron modulando mi alma.
Hubo lectores que obstruían la circulación del verbo y otros que en su voz hacían bailar un viento de banderas golondrinas, y si había alguna sombra, la entibiaban.
Y todavía, antes de concluir, vino el coctel y en simultáneo la firma de ejemplares.
Había bastante más vino del que bebimos, la medida de la copa no suele ser la medida de la sed.
Fue semejante a un banquete, sólo que más que taparnos la boca con comida, nos quedamos con la boca abierta, ante la presencia de esa mujer de piel incandescente: la Poesía, que hacía girar la noche con dedos de peonza.

Y como todo tiene un final, todo termina; fuimos abandonando la textura de ese sueño, para penetrar otras páginas oblicuas de la noche, para tejer nuevos sueños por venir.