lunes, 11 de octubre de 2010



¡Ay si salvarse fuera posible!
Creedme, yo hubiera encontrado esa cerradura
enmohecida o inconclusa
contra el fin de los días.

¿Imagináis ese cónclave de sueños
de haberlos podido despertar?

Pero no, estamos condenados
a secarnos como gotas de tiempo
que tiemblan bajo la bóveda acuosa del rocío.

Está permitido,
mientras resuene la música de la sangre,
traducirla en huella perdurable,
más allá de mi voz y tu ceguera.

viernes, 8 de octubre de 2010



El otoño nos devuelve las hojas
donde ardía el estío
después del amor.
Mientras te espero
les dibujo tu nombre
con letras de piel.