
Morocha de arrabal
A Dora Romano, in memoriam
En el patio la sombra anochecía
un enjambre de sueños y rosales,
ella bailaba el tango y florecía
aún quedan de su brillo estos retales.
Cotidiana cerró el último día
y se entregó a la noche, a sus caudales
aguas sin fin. No supo de agonía.
Valiente y generosa fue a raudales.
Morena, de sonrisa abastecida
-dejó al nenúfar donde el sol lo espíe-
cuando su voz batió la despedida.
Tal vez soñó que el tiempo se deslíe
porque al cruzar la puerta de salida
ladran los perros que la muerte engríe.
2 comentarios:
Bonito poema !Es un bello homenaje a esa persona!
Besitos PAULA y que tengas un exlente día , me encanta poder disfrutar de tus letras, gracias por dejarme entrar:)
Gracias Pato's, tienes las llaves, puedes pasearte por aquí siempre que así lo desees. Besos
Publicar un comentario