Tarde sola
A Ana Becciú
¿A dónde baten
sus tibias plumas
los pájaros de tu ausencia?
No brilla nada.
(salvo la sola)
La salvo y canta.
Sola en la tarde,
sombra en la risa…
tinta en el alma.
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10 comentarios:
y la tarde se tarda en todas esas soledades...
Un abrazo
Marian
Tinta en el alma y en las palabras; tinta. En los puños de una camisa. En los dedos. Se cubre la tarde de tinta azul-china. Y la soledad es una tinta negra sobre un pómulo dorado.
Te aplaudo.
Precioso poema, Paula. Profundo y triste, casi doloroso en el último verso.
Besos.
Hola Paula es la primera vez que visito tu blog. Impresioanante trabajo. Te felicito. Un abrazo grande.
Ausencias... cómo duelen las condenadas!!
Un saludo
Emilio
Querida Marian: El sol y todas sus edades resplandecen, en esta tarde en que te veo pasar. Otro abrazo.
Son tus palabras -Paciente nº 24- que al enredarse en estas letras, las encienden. Gracias por tu bella persistencia. Aplaudo contigo la palabra azul, pintada en tinta china, que levanta vuelo dibujando mariposas. Un beso.
Querido Walter, es tristeza luminosa, cuando el dolor se hace tinta, sangre imprescindible. Otro abrazo profundo para ti.
Querido Carlos Fernández: Bienvenido a esta bitácora, me sentí muy halagada al verte pasear por aquí. Como algo que en el alma se restaña... Agradecida por tu lectura, por tus palabras; también yo te abrazo fuerte.
Hola Emilio: cuando asoma el dolor, la presencia de la poesía amortigua el poder de esos tentáculos.
Silencio y palabra, ausencia y presencia, se hilan y deshilan en el mismo carretel. Un abrazo.
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