sábado, 1 de enero de 2011



Ella y tu silencio

Volví a ocupar mi silla
de invierno junto al fuego.

Guardé secretamente la llave del mandala.
Me derramé
como una gota de hambre sobre el mantel,
como un sueño desvaído
en la furia del insomnio.


Quería un color que anide en el vacío,
que no se seque entre lágrimas.

Éramos: ella y tu silencio.

Yo era otra luna que se quiebra,
la que tiembla de frío a este lado del alba,
la que no resplandece en tu neblina.

10 comentarios:

Breve Leonardo dijo...

[letras onde se pressentem melodias, harmonia que decora, palavra após palavra, uma construção de silêncios]

um imenso abraço,

LB

norma.cirulli dijo...

Es muy bonito. Me deja una imagen de frío, de espera, en fin, de invierno...

Sarco Lange dijo...

Las lunas no se quiebran. Las lunas nunca se quiebran.
Los inviernos sí nos pueden pulverizar. Y de a poco.

Pero las lunas
no se
quiebran

SL

Alicia Abatilli dijo...

Esa silla que ocupas junto al fuego, símbolo de la espera y de la búsqueda.
Esa llave que esconde lo muy tuyo.
Te dejo un abrazo.
Alicia

Sarco Lange dijo...

Hola maga, estas cosas nunca paran...

Paula Malugani dijo...

Gracias Leonardo por tu voz escrita, por leer.
Bienvenido a este cuaderno.
Un fuerte abrazo, también para ti.

Paula Malugani dijo...

Gracias, Norma, por tu constancia y tu compañía. Por leer escribiendo.
Besos

Paula Malugani dijo...

Querido Sarco Lange:
Ya ves la irreverencia de la que escribió el poema...
Las lunas sólo se quiebran cuando son de letra, y sólo para fundirse en el próximo abrazo.

Paula Malugani dijo...

Alicia, querida, te escribo yo también un fuerte abrazo; gracias por seguir navegando cerca, por tantos países de sueños.

Paula Malugani dijo...

Sarco: Bienvenido! Enhorabuena por tu hermoso nuevo blog.
Me gustó mucho que me llames 'maga'.
Que no paren las letras que nos enredan.
Besos y sonrisas.