domingo, 5 de octubre de 2025


Volver después de ascender la escalera de los años, de haber hojeado los bosques y haber aprendido la diferencia entre la savia con espíritu y la sangre bruta. Con los dedos manchados de sándalo y miel.

Volver cuando es el otoño
donde hay una nube que huyó de la tempestad y vive conmigo. Como un amor que no destruyó el fuego. 

Apenas un rescoldo, una abeja de ámbar que escribe con polen su tristeza y depone sus espinas. Una reina que se detiene sobre una margarita llena de alas. 

En mi jardín, abre los ojos el cielo,  porque se esconde un ángel con sexo de flor.

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