Luna del paraíso
Tu palidez perenne,
testigo de la historia,
terrestre y mujer
iluminada...
En ese brillo azul del paraíso
-elegantísima bailarina
en pleno vuelo-
despliegas al abrirse la noche
tu elemental sonrisa de marfil:
sexo del cielo.
Cuaderno de mis navegaciones por la letra y otras alegrías...
se adentra en la espesura lujuriosa
del verbo, y es tu carne temblorosa
madre y canción de esta ciudad que clama:
¡La guerra detened! Y vuelve al sueño
en penitente sumisión de alas.
¡La muerte detened! Sus lenguas ralas
sedentes de anestésicos ensueños...
Poeta germinal, tu voz magnánime
colora esta ciudad enceguecida,
vuelve a latir mi corazón exánime
la palabra mujer fue construida
en tu despliegue lúdico y multánime.
Al ritmo de tu voz, bailo mi vida.
Beso la luz de tu sexo
y me encandilo.
Es de noche,
y la primavera enflora
tu sangre en la memoria.
Te busco
en la escala inversa del silencio,
y tú, sonríes
en el vértice del sueño.
Hoy, un viento insumiso
enredó mis ansias a tu amor,
mi amor, al perfume
cimbreante de tu voz
que tiembla y me bebe,
toda de sed,
inflamando el horizonte.
Van a bombardear Iraq.
¿No ves que danzan los cuervos?
Presagian trombas de muerte
mientras se comen los ojos
de un niño que está despierto.
No hay madre aquí que lo abrigue,
ni habrá flores en su entierro.
Van a bombardear Iraq.
Quieren beber en sus venas
el negro elixir de un sueño,
dulces ojos soterrados
en las crines del desierto.
(Temo ya, nunca te encuentre
bajo esta lluvia de hierro)
Están bombardeando Iraq.
Y el mismo niño, hecho hombre
hoy es el cuerpo del pueblo.
Ya huele a hedores de muerte
agazapado, en silencio.
Sudan sangre las letrinas,
la zarpa del galgo rubio
impía, desató el viento;
se esparce una polvareda...
Y en la oquedad de la cripta
tictac abre fuego el tiempo.
¿Siguen bombardeando Iraq?
Hoy te busco y no te encuentro,
sólo las cuencas vacías
han arrancado los sueños.
Ni los cuervos sobrevuelan
la penumbra del silencio.
No hay rincón ni en las trincheras
donde enflorar algo nuevo.
Acechan las calaveras
y con el último aliento,
sigo buscando refugio
bajo las fauces del miedo.
¡Siguen bombas sobre Iraq!
El mundo en vilo, indefenso,
porque no hay quien se guarezca
del blondo orín de los perros.
* Este poema fue escrito al comenzar febrero de 2003, y leído en el Ateneo de Madrid la noche del 14 de febrero en una manifestación poética contra la guerra.
Mi lugar es la muerte
Volver de navegar un día cualquiera,
ver la vida en el alba, fue una suerte.
¡Qué del cárcamo oscuro me liberte
su palpitante agitación de fiera!
Aunque al clavar con su aguijón me hiera
sin que jamás en su labor deserte,
hasta agotar mi corazón –ya inerte-
y tornarme a la tierra cuando quiera.
Convertida en campana o mariposa,
lloviendo como letra sigilosa
con el semblante frágil pero fuerte.
Trazando el verso que por fin me injerte
en el cáliz alegre de la rosa,
y comprender... Mi lugar es la muerte.
Vengas o no
Vengas o no,
me pondré una camisa
y tu mirada,
le sonreiré a las flores
que cultivé este invierno,
cabalgaré
la sombra de las letras.
Vengas o no
perfumaré la aurora con mi canto
y también
los silencios de la noche.
Navegaré la primavera
hacia tu orilla
que siempre es otra orilla.
Remontaré las velas,
vengas o no.